Después de una semana con más emociones fuertes que el final de una película de tarantino (para que luego digan que la época navideña es calmada y para recuperar descanso) vengo a haceros reflexionar sobre un tema que, como siempre, lleva un tiempo en mi cabeza y creo que puede ser el mejor resumen posible para lo que queda de año y de década. A veces en la vida, como en el deporte, necesitamos un tiempo muerto, necesitamos un tiempo en el cual reencontrarnos con nosotros mismos y dejar atrás todo y a todos, aunque solo sea por unos días. Son unos días en los cuales nos sentimos abandonados del mundo, sentimos que la suerte ha quedado atrás y que nuestros caminos son un callejón sin salida... nos sentimos realmente apagados sin un faro que nos guíe y sin que nadie pueda ayudarnos. Son días en los que me gustaría daros un pequeño consejo: no hagáis desaparecer las personas que intentan ayudar, no hagáis enfadar a las personas que simplemente están buscando que vuelvas a sonreír y simple...
Siempre pensé que tenía que compartir mis pensamientos y dar comienzo a una nueva aventura es la mejor oportunidad para hacerlo ¿Te vienes conmigo?