Después de más de un mes sin aparecer por aquí vengo a hablaros sobre algo qué me ha hecho pensar en una de esas vueltas a casa nocturnas: ¿Es realmente malo un error?
Para empezar creo que deberíamos tener bastante claro el hecho de que si en el momento hacemos algo que realmente nos nace de dentro jamás podrá ser calificado del todo como error, para continuar creo que tenemos muy estigmatizado el fallo y la derrota en nuestra sociedad actual cuando es lo más normal del mundo. Sólo puede ganar uno y es normal que no seas tú la mayoría de las veces y para terminar valoramos realmente poco las enseñanzas que nos dejan en nuestra piel estos malos momentos o malas decisiones. Igual fallar no es tan malo.
Además, ¿Cuánto tiempo tiene qué durar un fallo? Igual que algunas veces os he hablado de la felicidad volátil o los buenos momentos fugaces, creo que no está de más ni mucho menos tener claro que los fallos también son efímeros, que no podemos castigarnos eternamente por ellos. Si las personas qué te rodean te machacan por ello continuamente el mayor error es mantenerlos en tu vida, no lo que hayas hecho. En la búsqueda definitiva de la felicidad es importante la normalización del fallo, la ejecución del perdón (si es a uno mismo más importante aún) y la realidad de la vida que quieras llegar a vivir. Es clave perdonar pero no servirá de nada si antes no te has perdonado a ti mismo.
En conclusión, falla, equivocate, que así el acierto te sabrá a auténtica gloria
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