Quizás es una de las palabras a las qué estamos más acostumbrados en nuestro día a día y qué menos nos duele pronunciar, error.
Cada vez que fallamos, ya sea intencionadamente o sin darnos si quiera cuenta, estamos creando una cuenta pendiente con el destino, estamos uniendo un vínculo entre nuestro presente y nuestro futuro.
También es algo qué, sin pensarlo demasiado, nos penaliza demasiado a menudo. Podemos acertar mil millones de ocasiones que si fallamos una, ya nada volverá a ser como antes, ya todo el mundo recordará nuestro mal momento. ¿Por qué vivimos en una sociedad dónde el acierto es algo normalizado y el error algo qué penalizamos a niveles estratosféricos? Quizás estamos creando un mundo en el que sólo vale estar cercanos a la perfección, una vida en la que un paso atrás tira por tierra dos adelante.
No sé que se os vendrá a la cabeza mientras leéis esto, a mi sin duda las muchas veces que me he equivocado en mi vida, pero también os digo que por cada fallo ha habido una solución, más o menos acertada y aceptada pero desde luego correcta. ¿Seguro correcta? Evidentemente. Correcta para mí porque yo soy el único, somos los únicos con capacidad de entender qué nos hizo errar y solucionarlo.
Ante la vida todas (o casi) las actitudes son válidas pero sin duda la más viva es aquella que nos lleva del error al acierto. No siempre podemos recomponer lo que hemos roto pero si podemos crear algo nuevo mucho mejor.
¿Me ayudas?
Comentarios
Publicar un comentario