Quizás sea una de las preguntas más repetidas de la historia de la humanidad y quizás la qué tiene más respuestas posibles:
¿Cuánto vales?
A lo largo de la historia el valor de una persona y lo que valoramos en nuestra vida ha ido cambiando sin parar hasta nuestros días. Desde tener algo para comer y un techo para dormir, pasando por tener agua potable y no salir con miedo a la calle, hasta tener todos los lujos del mundo. También, en plena pandemia mundial, hemos empezado a valorar la salud por encima de todas las cosas, el tiempo que pasamos con los nuestros y aquello que nos hace ser felices, sea lo que sea.
Salud si, física obvio, pero... ¿Y la salud mental? ¿Cómo nos encontramos con nosotros mismos, cuánto nos queremos y cuánto nos importa lo que nos quieran los demás? La sociedad en la que vivimos parece que empieza a valorar también poco a poco la salud mental, la tranquilidad vital y el sentirse bien con uno mismo. Estamos hablando de un trabajo complejo y bastante largo.
Ahora te repito la pregunta inicial:
¿Cuánto vales?
Valemos, en mi opinión, tanto como trabajemos en querernos y nos quitan, tanto como nos sintamos y dejemos que nos hagan sentir.
Así que ya sabes, quiéreme, mucho, pero quiereme bien
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