Como si de un partido de baloncesto se tratasd, a veces en la vida, necesitamos pedir un tiempo muerto. Nos tienen acostumbrados a un ritmo de vida totalmente frenético en el que apenas podemos darnos cuenta de que seguimos vivos, aunque, ¿seguro qué estamos tan vivos como creemos?
Poder pararse en la vorágine en la que estamos inmersos y disfrutar de una tarde sin mirar al reloj, sin abrir el correo o sin preocuparnos por todo aquello que tenemos que hacer y sigue en blanco es algo que hacemos menos de lo que nos gustaría y por supuesto mucho menos de lo que deberíamos. La responsabilidad no debe estar reñida jamás con la felicidad.
Otro de los grandes fallos a corregir por cada uno de nosotros es la inmensa importancia que le damos a los personajes que nos rodean, a lo que nos muestran y queremos mostrar frente a la nula capacidad que mostramos habitualmente a las personas que nos dejan entrar en sus vidas y ser tal y cómo somos de verdad.
Con aquellas personas con las que ser nosotros mismos nos sale solo, con las que es algo que no tenemos ni que pensar, son con las que realmente nos deberíamos quedar... ¡El resto es mera figuración!
En definitiva, ahora sí que os voy a dar un pequeño tiempo muerto en aquella cosa que estéis haciendo. ¿Sois la persona qué queréis ser la mayor parte del tiempo?
Qué no os engañen, la felicidad más verdadera está en sentirnos nosotros mismos, rodeense de quién os haga más fácil la vida
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