Cuando el invierno parece haber llegado por fin a nuestro paraíso de ciudad, vengo a hablaros sobre un tema que todos tenemos presente pero que ignoramos cuándo más nos conviene. ¿Sabéis cómo seríamos mucho más felices?
Una de las cosas más importantes que deberíamos hacer es dejar respirar a las personas a las que queremos, están siempre ahí pero no precisamente por eso debemos dejar que sean las que nos lleven la vida. Es casi tan importante saber cuándo no estar que cuando estar. Nadie puede vivir todo el día pendiente de nosotros, no somos unos bebés. También sería importante aprender a valorar las cosas que hacen por nosotros... ¡No por habitual debe ser menos importante!
Por otro lado creo que deberíamos de pensar más en todas las cosas que nos rodean a nosotros mismos y no vivir con una antena en el corazón apuntando a la vida ajena, aunque sea de nuestros seres queridos. No queridos lectores, a vuestros amigos no les interesa que no os guste su nueva pareja, su cambio de look o el próximo viaje que harán. Apoyar y aconsejar como únicos deberes ante una persona a la que queremos.
Si vivimos dejando vivir a los demás seremos inmensamente más felices, si vivimos sin estresarnos por cada mensaje o llamada que no nos contesten seremos más de verdad. ¿Por qué no podemos hablar y ver solo a quien nos apetezca?
Existen personas con las que media hora se hace un segundo y otras con las cuales diez minutos serán eternas.
En definitiva, hacer en cada momento lo que queramos hacer sea o no lo que debemos puede no ser el mejor consejo del mundo pero seguro nadie podrá reprocharte nunca nada. Vivir no tiene condiciones
Comentarios
Publicar un comentario