Inmerso de lleno en mi locura de vida, la cual cada día me regala una sorpresa a modo de improvisación, vengo a hablaros sobre algo que es realmente importante en nuestra vida: ¿Cómo resolveis dudas?
Siempre me enseñaron desde bien pequeño que cuando no sabíamos qué era algo o no éramos capaces de averiguarlo lo llamáramos incognita (aunque también podríamos llamarlo "X"). Con el paso de los años se ha ido convirtiendo en una expresión muy usada cuando no queremos o podemos que algo se sepa.
Me he fijado, esta es la entrada número 156 de este blog y nunca antes había tenido tan claro cuando me dirigía a ustedes mi vida. No sé qué pasará mañana ni pasado pero al mismo tiempo siento que no tengo ni la menor duda sobre lo que pienso,siento o estoy viviendo... ¿Os habéis sentido alguna vez así?
Es importante disipar dudas pero cuando lo hacemos a veces nos da miedo saber lo que escondían. Aquí no estamos en 2005, ni esto es "Allá tu", no podéis cambiar de caja cuando no os guste, tenéis que afrontar las cosas según vayan viniendo y cuando os superen, cuando os veáis sobrepasados, lo único que queda es parar y respirar. Nadie nunca consiguió nada sin tener la cabeza en su sitio y el corazón funcionando, aunque a veces esta mezcla sea la más explosiva vista desde las bombas nucleares.
No sé si vuestra vida está llena de incógnitas o estáis siendo capaces de resolverlas (sin ser ni mucho menos Gauss) pero lo único claro que os puedo decir de todo esto es que...
Ser feliz no depende de variantes, no depende de reglas de tres y ni siquiera depende de saber solucionar incógnitas. Ser feliz depende únicamente de cómo nos tomemos la vida y yo personalmente prefiero tomármela con dos hielos y de un trago
¿El resto?
¡Llámalo X!
Comentarios
Publicar un comentario