Reflexiones bajo la Giralda

En el último día de mis vacaciones os escribo para hablaros de algo por lo que pasamos todos los años y sin embargo vivimos de una forma totalmente diferente (y no, no es una campaña de "El Corte Inglés"). Lo llamo "vuelta al cole" aunque aquí algunos hace muchos años ya que no pisamos nuestro colegio pero si que seguimos empezando cada año nuevos cursos,nuevos proyectos y nuevas ilusiones. Muchos echáis de menos un verano que se va quedando ya en el recuerdo pero si seguimos con eso en la cabeza solo disfrutaremos a medias. Sé que no es fácil, pero tenemos que aprender a valorar lo que hacemos todos los días. Hay personas en el mundo para las que el simple hecho de levantarse de la cama (quién la tiene) es un privilegio. Vamos avanzando y vamos pasando de estudios a trabajos (o más bien a compaginarlos) pero seguimos con las mismas ganas de ser felices, de buscar en cada día algo que recordar. 28 de septiembre, un día más en el calendario, un día más porque queremo...

En una semana en la que ha acabado el verano y han llegado las lluvias (entre otras muchas cosas que han pasado) creo que vital reflexionar sobre algo increíble que nos pasa a todos pero que nunca cambiamos (dudo mucho que lo hagamos).  Vivimos en la sociedad más hiper comunicada de la historia, la que más sociabiliza y la que más miedo tiene a la soledad y al rechazó. Sin embargo pasamos los días con miedo a escuchar lo que la gente piensa, queremos sinceridad pero al mismo tiempo tememos que llegue. Hablamos sin parar (a todas horas y con todos) y yo el primero, pero pocas veces escuchamos (que escuchar no es oir) y aún menos veces nos escuchamos.  La falta de entendimiento, la falta de preocuparnos por lo que pueda hacer estar mal a la otra persona y la falta de ganas de arreglar un problema cuando aparece son grandes males de nuestra generación.  Así que os digo una cosa queridos lectores... ¡El orgullo no os hará felices!  hablen, no callen, pero nunca dejen de ...

En unos días en los que nos hemos conmocionado por ver nuestra querida sierra onubense pasto de las llamas se me viene una reflexión a la cabeza y no podía evitar contarosla. ¿Qué sentís que os quema por dentro? ¿Sois capaces de sacar aquello que os hace no dormir por las noches y buscarle una solución posible?  En muchas ocasiones pensamos que la mejor forma de solucionar algo es dejando que el tiempo pase, pero queridos lectores, un fuego no se apaga solo, si lo dejas acaba avivandose y ocasionando mucho más daño del que haría en un principio. Y ojo, no hablo de valientes y cobardes (que también) sino de hacer en cada momento lo que debemos y no creernos dioses con capacidad de decisión propia y ajena.  Sinceramente creo que todos tenemos algo que nos hace quemarnos por dentro, ya sea de siempre o temporal y también estoy seguro de que no hacemos nada por miedo al resultado o por pensar que es imposible que cambie la situación.  En definitiva, lo único que me nace decir...