Ahora que hemos recuperado del todo la (nueva) normalidad me paso por aquí para hablaros de algo que lleva revoloteando en mi cabeza cuál pajarito en nido varias semanas: ¿Cuánto vales? Y ojo, no me refiero evidentemente al típico tópico de "las mejores cosas no tienen precio" y digo esto porque pienso que todo en esta vida tiene un precio que, no necesariamente, se tiene por qué pedir o pagar con dinero o cosas materiales.
¿Acaso no valoramos cuándo alguien saca un hueco de su agenda (sea como sea esta de apretada) para dedicarnos tiempo? ¿Acaso no devolvemos eso con mil formas diferentes? ¿Es menos valorable esa persona que cambia sus planes por tí, te incluye en los suyos o se busca la vida para verte que aquella que te colma de regalos?
Todos pagamos un precio por aquellas cosas que queremos y en la mayoría de las ocasiones es más rico que te dediquen su tiempo, su cariño y que te regalen su compañia a cualquier otra cosa del mundo. Igual es el momento de dejar de tener a cualquiera en nuestra vida, pararnos por un momento, y pensar por qué están ahí. Si no merecen estarlo o simplemente no nos apetece, mañana vas tarde para decirlo y si la respuesta es positiva, mañana vas tarde para recordarle a esa persona lo importante que es para tí.
No sabemos cuando se parará nuestro reloj pero cuando llegue el momento solo aquello que te haya hecho sentir habrá merecido la pena.
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