Ha sido un fin de semana de montaña rusa de emociones. A veces, nos subimos sin saber lo que nos va a pasar pero en otras muchas ocasiones lo hacemos siendo plenamente conscientes de lo que puede ocurrir.
Me parece muy curioso que dentro de la palabra "sentimientos" se entredejen ver dos verbos muy claros: sentir y mentir. Si bien es verdad que algo que se siente es imposible que sea mentira (ya sea bueno o malo) muchas veces están más cerca de lo que deberían. A veces nos mentimos a nosotros mismos para intentar no sentir, cuando en el fondo de nuestro corazón sabemos sobradamente que lo sentimos y, más fuerte aún si cabe.
En otras ocasiones nos sentimos engañados pero realmente lo único que ha ocurrido es que nos hemos topado de bruces con la cruda realidad, esa que no queríamos afrontar en ninguno de los casos. Ahora, os voy a hablar desde mi corazón, desde mi experiencia personal de lo vivido en las últimas semanas. Sentir algo no implica que sea correcto, pero si lo sentimos tan de verdad, desde luego que tenemos que saber valorarlo. Es más que posible que un hecho o una persona os haga sentir cosas tan positivas como negativas con el paso de unas milésimas de segundo pero... ¿Acaso no se merece esa persona que seáis sinceros en todo momento con ella? ¿Acaso no nos hacemos más daños tratando de quitarle importancia a aquello que nos duele o dándosela a aquello que nos hace tanto mal?
La mente humana es tan prodigiosa que no sabemos usarla casi nada y a veces lo que llamamos "cosas del corazón" tienen mucho más que ver con la razón. A veces, y sólo a veces, nos equivocamos tratando de cambiar a la fuerza nuestro sentir pero creedme cuando os digo que eso es imposible.
Si sientes algo acabarás mostrándolo o acabará contigo.
Comentarios
Publicar un comentario