Después de uno de los mejores fines de semana de mi vida profesional vengo a haceros reflexionar sobre algo que lleva todo el día rondándome la cabeza.
Las etapas de la vida es algo que elegimos, sólo en algunos casos, y que en muchos otros nos vemos obligados a elegir. Existen etapas por las que pasamos absolutamente todos, pero que cada uno de nosotros vive de una forma totalmente diferente. Existen etapas qué sólo eligen unos pocos y pueden ser desde decisiones acertadas hasta el mayor error de nuestra existencia.
Con las personas nos pasa algo parecido, podemos tenerlas en nuestra vida y decidir cuándo esa etapa acaba o que sea la vida la que decida por nosotros. ¿No os ha pasado a veces qué una persona ha dejado de estar en vuestra vida y no sabéis realmente el motivo? ¿No pensáis acaso a qué con lo complejos qué somos los seres humanos eso puede tener poco o nada de casualidad?
Seguramente no os imaginéis vuestra vida sin etapas inolvidables que habéis tenido, sin personas que os dejaron una huella imborrable, pero creo que valorar a esas personas que están en vuestro día a día es vital para que algún día esa huella imborrable seáis vosotros.
Yo, desde mi humilde punto de vista, no me gustaría ser (nunca me ha gustado) un peón más de este ajedrez que llamamos vida. Espero no caer en el olvido de nadie pero sobretodo espero haber marcado a las personas que fueron o son especiales para mí
A veces la marea sube y se lleva el castillo de arena pero nunca podrá borrar el recuerdo de aquel atardecer de verano...
Yo me entiendo
Comentarios
Publicar un comentario