Cómo si de uno de los millones de retos que se viralizan por redes sociales últimamente se tratase llega como cada final de semana (o comienzo) una nueva reflexión y en este caso una de las que más me ha hecho tanto pensar como emocionarme en los últimos tiempos.
El titulo de la entrada es meramente referencial porque diez años de nuestras vida son una eternidad (si lo son a veces dos horas imaginad diez años) y en este tiempo seguramente nada, absolutamente nada sea igual en nuestras vidas. Nunca diré peor o mejor porque eso sería una balanza eterna pero seguro diferente. Momentos, proyectos, ilusiones,miedos y personas que han cambiado, aparecido e incluso desaparecido.
Quizás os suene duro pero con los momentos no podemos hacer nada porque lo que pasó pasó y no hay vuelta atrás pero con el resto de las cosas siempre hay una segunda (o decimocuarta) oportunidad. Nunca es tarde para nada ni nadie y aunque cueste a veces con pedir perdón nos ahorramos millones de cosas posteriores. Siento mucho deciros que el orgullo al igual que la vergüenza son dos cosas que nunca echareis de menos cuando las consigáis hacer desaparecer de vuestras vidas.
No sé en qué estaréis pensado ahora mismo leyendo esto pero me gustaría que me lo dijeseis, sé que soy una persona con millones de defectos y alguna que otra virtud pero desde luego creo que esas virtudes que tenga quiero explotarlas como si no existiese el día de mañana... No sé si es malo o bueno pero no sé querer a medias, no sé ir a por algo a medias y no sé dejar las cosas a medias pase lo que pase... Igual ahí está la clave del éxito.
Cuando acabéis de leer esto decidme lo primero que se os venga a la cabeza pero recordad siempre que cuando Colón quiso llegar a la India descubrió América...
!Yo me entiendo!
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