Después de un fin de semana en el que he tenido más horas de carretera que el papamóvil en el Vaticano vengo a reflexionar sobre un tema que me ha llegado a la mente en los últimos días:
Siempre he sido muy crítico con la rutina y con una vida que se base en hacer siempre lo mismo porque creo que la esencia de la vida es ir cambiando cosas porque nunca está todo en su sitio del todo por mucho que a veces lo creamos.
Por otro lado si aquello que nos lleva a la rutina es lo mismo que nos lleva una sonrisa a la cara ¿No crees que igual esa monotonía merece otro nombre más positivo? A veces encontramos aquello de lo que no nos cansamos ni teniéndolo veinticuatro horas en nuestra vida. !Es momento de empezar a valorar y disfrutarlo!
Recuerda, quizás las lágrimas del mañana no puedan ser evitadas por las sonrisas del hoy pero desde luego lo disfrutado ayer quedará por siempre en nuestras vidas.
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