Son fechas en las que nos jugamos mucho, en las que parece que nuestra existencia depende exclusivamente de una nota, de un número que antaño se colocaba en la esquina del folía y ahora se sitúa en una plataforma online. Da para pensar pero realmente... ¿No es la vida un continuo examen?.
Desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha sentido examinado casi desde que nace. Cuando somos pequeños tenemos la necesidad social (sin saber aún que existe) de aprender a hablar y caminar para crecer bien. Cuando entramos en el cole empezamos a competir por ser el mejor y por el cariño de los profes y cuando vamos avanzando crecemos en exigencia ya que se unen amistades y posibles amores.
También existe la autoexigencia que es aún peor si cabe porque nos obligamos a nosotros mismos a que todo salga bien cuando a veces ni siquiera es algo que dependa de nosotros mismos. Nos vemos presionados a no fallar a aquellos que creen en nosotros, ante aquellos que nos dijeron que no podríamos y aún más ante nuestro "yo interior".
Y es por eso que ante este "examen final" y evaluación continua que es nuestra vida yo solo quiero dejar una reflexión que al primero que debo aplicar es a mi mismo.
Vamos a dejar de pensar tanto en todo lo que hacemos mal y vamos a darle valor a lo que hacemos bien. Es el momento de recordar que no hay nada más humano que fallar y sobre todo queridos amigos...
¡No olvidéis nunca que ante una sonrisa bien puesta no hay problema que no se solucione!
Comentarios
Publicar un comentario