Empapado bajo la lluvia se me vienen ciertas reflexiones a la cabeza que me gustaría compartir con vosotros esta fría noche invernal. A veces las ganas de plasmar lo que siento son superiores al cansancio y la congelación.
Pienso que cuando deseamos algo con
mucha fuerza, luchamos con todos nuestros medios por ello incluso a veces hasta extremos insospechados o dejando de lado cosas y personas realmente importantes para nosotros. Pero pensamos que no hay nada más importante que nuestro sueño.
También leí una vez que es vital no crearse demasiadas expectativas para no caer en una profunda y continua depresión.
Lo siento, no puedo estar de acuerdo con vosotros queridos especialistas pero me niego a pensar que no hay que crear expectativas. Lo que no debemos de hacer es hablar una y otra vez porque las palabras (aunque me duela) se acaban perdiendo por el camino. Hay que actuar y no parar de luchar por aquello que tanto deseamos porque así siempre estaremos más cerca de la felicidad.
Mucha gente opina que cuando se muera le gustaría ser recordada por éxitos profesionales pero yo prefiero ser recordado con una sonrisa en la cara por todo aquel que lo haga cuando emprenda mi "viaje final".
Es realmente complicado si cabe de imaginar pero imaginaos que lo habéis pasado fatal y no habéis disfrutado ni un ápice consiguiendo los objetivos... ¿Qué va a quedar en ti cuando lo tengas?
La clave es conseguir disfrutar el camino tanto como la meta final... Ahí es cuando de verdad habremos descubierto el camino de la eterna sonrisa.
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