Después de un fin de semana realmente intenso dónde cada vez se siente más próxima la llegada de la Navidad quería reflexionar sobre algo que me han hecho pensar en la tarde de hoy.
A veces (más de las que nos pensamos) no valoramos lo que tenemos. ¿Acaso por qué sepamos que la familia va a estar siempre ahí merece menos cariño y valor? ¿Acaso por qué tengamos claro que tenemos amigos que nos defenderían hasta la muerta está bien que abusemos de su confianza?
En muchos casos no damos importancia a quién tenemos a nuestro lado y son las personas que se encargan de levantarnos cuando peor estamos y también son los primeros que sienten alegría sincera si nos va bien.
Tampoco valoramos lo que tenemos, nos han guiado desde pequeño por unos valores sociales en los que si puedes tener más debes tener más, aunque pises con ello a alguien que lucha por lo mismo. No valoramos pequeños detalles, nos creemos que todo nos pertenece y que tenemos derecho a ello porque siempre ha sido así.
Y ya no hablemos del tiempo... ¿Cuánto tiempo dejamos correr el reloj? ¿Cuántos días pasan sin que hagamos nada para recordarlos? Sinceramente amigos, yo me bajo aquí... Yo quiero empezar a valorar lo que tengo, a quién tengo y el tiempo que tengo para disfrutar de todo ello. ¿Te vienes?
A veces no se trata de conseguir recolectar buenos momentos en nuestra vida con personas maravillosas si no sacar de cada momento lo bueno rodeado de personas de las cuales podemos sacar siempre algo maravilloso.
Comentarios
Publicar un comentario