En una de las semanas más complicadas de mi vida, en la que por momentos vi que todo aquello que brillaba se iba apagando, se me vienen a la cabeza miles de instantes, millones de sensaciones y sobretodo... Momentos.
No hay cosa más cierta que aquella que dice que lo especial de nuestra existencia es que podemos saber con la más milimétrica perfección cuando y dome comenzó nuestro viaje pero no tenemos ni la más remota idea de cuando este tocará su fin y en el camino encontraremos miles de hechos y miles de cosas e incluso personas que decidiremos dejar pasar esperando algo mejor o anhelando un momento adecuado. Pero según avanzan mis días más se aclaran mis pensamientos, más claro tengo que no voy a vivir pensando en que habrá algo mejor o peor, en que no voy a dejar pasar trenes sin montarme.
¿Acaso no es más bonito arriesgarse aún con la posibilidad (a veces casi seguridad) de que algo no va a salir bien? ¿No está la historia llena de grandes gestas y grandes personas que tenían todas las de perder? ¿Acaso no pensáis que ellos también pensaron antes de hacer lo que hicieron que podían fallar?
El dia que aprendamos que fallar es igual de normal que acertar en nuestras decisiones porque las tomamos en una balanza igualada nos irá mucho mejor en nuestra vida amigos.
El fracaso sólo llama a la puerta de aquellos que ya se olvidaron de lo única que es la sensación de algo bien hecho.
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