El reloj marca exactamente las 20:08 mientras escribo estas líneas y cuando esto llegue a los ojos de alguien ya habrá pasado tiempo (no se si mucho o poco pero habrá pasado) y eso nos debería hacer pensar en lo que estamos viviendo.
El reloj de la vida nunca se detiene, siempre avanza sin mirar atrás y sin esperar a nadie. ¿Acaso estabas pensando en hacer algo este verano? ¿Por qué no lo llevas a cabo mañana mismo? Siempre contemple como un error gravísimo esperar por luchar aquello que vale la pena y nos va a llevar a ser felices.
¿Acaso cuando ves una estrella fugaz en el cielo esperas a pedir un deseo al día siguiente? Cuántas cosas habremos perdidos por esperar y cuantas personas se habrán ido antes de tiempo sin cumplir sus sueños y deseos por no hacerlo en el momento ideal.
Así qué la conclusión de este texto está bastante clara... ¡No esperes a la vida, que la vida no espera a nadie!
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