Se avecinan días en los que todos estamos aún más pendientes que de costumbre al cielo, deseamos y anhelamos que no caiga ni una gota del cielo y a mi con todo esto se me vienen a la cabeza pensamientos que quizás para muchos no signifiquen mucho pero que para muchos otros son parte de su vida.
Os quiero trasladar a los comienzos de siglo, os quiero llevar a esa plaza que todos los sevillanos conocemos como el comienzo de nuestra Semana Santa... ¡La Plaza del Salvador!.
Recuerdos de un Domingo de Ramos en el que con apenas 6 añitos y sin mucha conciencia real de lo que allí acontecia me preparaba para recibir montones de caramelos, alguna que otra "estampita" de los pasos y sobre todo el bien más preciado... ¡Un chupa chups con chicle!
Eso se queda atrás como un simple detalle, igual que se queda como un recuerdo en mi mente... Pero vayamos más allá queridos amigos. ¿Por qué perdemos la inocencia? ¿Por qué dejamos de contertarnos con los pequeños detalles? ¿Por qué cuando crecemos queremos que nos bajen la luna si cuando éramos pequeños nos valía con ver el sol?
Quizás deberíamos darnos cuenta de lo muchísimo a valorar que hay en una puesta de sol, en un momento de felicidad al lado de alguien que te regala una sonrisa o un simple abrazo en el momento adecuado.
Recordad,Cuando os sintais mal mirad al cielo que allí encontraréis las repuestas necesarias... ¡O al menos una noche estrellada!
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