Después de unos días en los que ni siquiera el calor de mis amadas letras consigue darme cobijo vengo a contaros algo que he aprendido con el paso del tiempo (y con el transcurrir de las personas).
Es una idea que se me agolpa a cada segundo en la cabeza, es un sentir que puede emocionar tanto como asustar.
¿Y si mañana fuera el último día? ¿Y si es la última vez que desayunas con tu familia? ¿Y si es el último beso que le das a tu mascota?
Amigo humano, nos creemos por momentos inmortales, tenemos la idea en la cabeza de... "Tenemos toda la vida por delante" y "La vida siempre da una segunda oportunidad". Que no es ni mucho menos una mala filosofía, pero siempre fui más del "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy".
Quizás el ahora o nunca sea el más acertado de todos, quizás ese beso robado en el último momento de la cita fue el que os acabo prometiendo, quizás esa última canción fue la que os llevó a la felicidad más absoluta.
Estamos en un avión sin aeropuerto de destino, con pasajeros en constante cambio y sin saber realmente cuanto combustible nos queda... ¿Te monetarias en ese avión?
Amigos míos...
¡Los partidos no se ganan sin jugarlos!
Cada segundo que regales a alguien que sea con el mayor de los sentidos, cada minuto que pase que haya sido aprovechado...
No esperes nada de la vida
La vida no espera a nadie
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