En una tarde en la què el sol baña nuestra querida Sevilla quería hablaros de algo què para muchos de vosotros quizás sea una tontería y para otros muchos sea algo implícito en su vida.
Desde que nacemos y empezamos a tener uso de razón nos vamos dando cuenta de que existen cosas que por mucho que intentemos evitar acaban sucediendo, hechos que por mucho que trabajemos en ello son absolutamente ajenos a nosotros. Podríamos hablar de destino, podríamos pensar que hay algo para lo que estamos predestinados, en mi opinión todo aquello por lo que luchemos podemos acabar cambiándolo.
No pienso que estemos predestinados a nada ni a nadie ni mucho menos de ante mano, no sabemos a quien vamos a conocer mañana, no sabemos que va a ser de nuestra vida ni siquiera dentro de dos horas... Es tan inquietante como emocionante. Puedes pensar que es una casualidad conocer a alguien (este es el pensamiento contrapuesto) y tampoco creo que sea del todo cierto ya que nosotros mismos decidimos donde ir, donde viajar o en gran parte de las ocasiones en que dedicar nuestro tiempo libre.
En definitiva no creo que sea mentira ni malo creer en el destino siempre y cuando tengamos claro que somos valedores totales de nuestro propio destino y que depende de lo que hagamos o dejemos de hacer para que este sea positivo o negativo. Con respecto a las casualidades... Obviamente existen pero es aún más obvio que podemos llegar a conseguir reducir al mínimo su papel en nuestra vida.
No se cual será mi destino en la vida, pero desde luego si se cuál quiero que sea y no puede estar alejado de la felicidad (propia y de aquellos a los que quiero) y al igual pasa con todo el mundo. Si somos felices al final las casualidades que lleguen a nuestra vida serán mucho más bonitas.
Comentarios
Publicar un comentario